Pasaron muchos después de idealizar al amor de mi vida.
Hace un par de años encontré al amor de mi muerte.
Éramos perfectos: desde niños hicimos las mismas pendejadas,
Nuestros respectivos trastornos desgraciaron nuestro proceso de maduración temprana,
estábamos ahogándonos en el mar de nuestras malas decisiones,
pero nos unió la pasión y la mutua admiración.
Fuimos el uno del otro y viceversa.
El moretón pal chigazo.
Yo era el rey de la miada a una mano
y ella: la reina de la chaqueta manca.
Mis mejores carcajadas,
mis mejores orgasmos,
mis mejores comidas,
mis mejores cricias
mis más densas y sentidas lágrimas,
mi felicidad entera, pura y sincera.
fueron de, para y con ella.
Ella se equivocó innumerables ocasiones (pero siempre me pedía que no lo tomara personal),
yo en contadas, pero bien culero....
y así nuestras locuras colisionaron.
Yo la perdoné, ella a mí no.
Lo peor fue que le dije: "tú me vas a dejar cuando termine la pandemia"... y así fue.
y hoy estoy aquí: deambulando entre fantasmas, soledades y máscaras gastadas...
Desempolvando este soundtrack de mi solitud.